Dieciocho en media hora

Revista La Mano – N°40 – Julio del 2007

Volanta: Aldo Benítez
Título:
Dieciocho en media hora

Bajada: Niño y pibe escurridizo, botija huidizo y sensible, grabó su primer disco en forma hogareña con consola prestada.

Casi siempre usa bermudas. A veces viste remeras fluo. En vivo, se presenta con una guitarrita minúscula colgada de sus hombros y canta canciones. Por otros canales, llega, a los oídos del público, el resto del sonido que proviene de pistas electrónicas que pregraba con su PC en su casa de Morón.

De algún modo, su pequeñísima viola alimenta esta cuestión del Rock and Toys que propone. Por otro lado, la forma en que llegó a comprarla, es bastante infantil: «Estaba exhibida en la vidriera de un local de Once. Pasaba todos los días por ahí cuando iba al laburo y decía: ¡Me la voy a comprar en algún momento!. Hasta que un día cobré, fui, me la compré y empecé a tocar con esa guitarra».

Si esa compra se asemeja un poco a la imagen caprichosa de un nene que moquea por un muñeco de los Power Rangers frente al escaparate de una juguetería, es que -sin lugar a dudas- Aldo Benitez es un niño. Un pibe escurridizo. Sus letras parecen pistas, indicios, relatos ultra breves. Es un botija huidizo y sensible. Su forma de escribir es casi un juego: «Escribo mucho en el celular. Me mando mensajes de texto a mí mismo y después llego a casa y cuelo todo eso».

Tal vez sea por eso que casi ningún tema suyo supera los dos minutos de duración: «Ya la estructura del SMS es pequeña, porque el celular no me permite escribir mucho. Entonces, lo que escribo es algo que pienso en un instante. Veo o pienso algo y trato de sintetizarlo como
pueda». Para los incrédulos, la prueba material de esta brevedad existe o, mejor dicho, está por existir: un cd que acaba de salir al ruedo que dura media hora y tiene dieciocho temas.

El portafolio sin peso es el título de su primer disco. Tras haber lanzado su primer EP, se puso a trabajar junto a Ismael Pinkler («un pibe que está orientado cien por ciento a la electrónica y al ambient»). Grabaron la totalidad del álbum en forma hogareña con una consola prestada, y los únicos instrumentos reales que suenan son la voz de Aldo, el bajo de Aldo y la guitarra de Aldo.

El título del disco hace referencia a una frase de uno de los temas: Jefa: una conflictiva historia entre un empleado y su jefa. El portafolio sin peso significa, para Aldo, un estado de flujo libre, un trabajo que no tiene peso, que surge, que brota, pasa, se disfruta y no es sólo un número a fin de mes. «Es una idea que a mí, al menos, me permite caminar».

Firma: Juan Manuel Daza

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